Cuando se habla de la Revista General de Derecho, parece emanar un aroma a antiguo, a libros que se abren en páginas amarillentas, cuando estamos ahora en un mundo automatizado y en el que hasta la lectura se hace en “tablets” y otros métodos muy alejados del ejemplar impreso.

Sin embargo, allá en 1994, cuando tuve mi primer encuentro con D. Augusto Vicente y Almela, el fundador, creador, alma y motor de la Revista, me di perfecta cuenta de que era un visionario.

Así, cuando le dije que quería publicar algo de “derecho deportivo” no se asustó, como lo hicieron otras “revistas” ni planteó que no pudiera ser Derecho, sino que preguntó, analizó y, casi de inmediato, me permitió hacerlo. Fue mi primer gran artículo, y tuvo mucha repercusión, no solo por su novedad, sino porque estaba en la Revista General de Derecho.

Y ya, cuando poco más tarde, le dije que debía tener una Sección de Derecho Deportivo, no solo lo aprobó sino que fue un fiel seguidor. Lástima que tuviera que cerrarse la revista y que esa sección no fuera más allá de unos tres años. Pero, sin embargo, en ella se escribieron muchas y buenas reseñas, artículos y otros pensamientos que todavía se utilizan por los recién llegados a esta, ya no tan nueva, experiencia del Derecho Deportivo.

La Revista, como sucintamente se la llamaba, es por lo tanto un pilar de mi vida como especialista en esa rama, que me permitió lanzarme al vacío pero con una red, como la que me tendió D. Augusto.

Ahora, su nieto toma de nuevo la antorcha (olímpica) y se lanza a una aventura que, sin duda, su abuelo reconocerá como la continuación de la suya. Larga vida al nuevo formato y que sea siempre igual de innovadora.

 D. Juan de Dios Crespo Pérez